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«No resulta fácil huir del pasado cuando se es culpable de las propias desgracias. ¡Cuánto daría por cambiarlo todo…! Si aún hubiera tiempo.»
Cinco de diciembre de dos mil catorce, antes de la media noche. Alejandro y Amanda llegan extenuados a una misteriosa aldea perdida en las montañas de Cantabria, donde el temporal los mantiene aislados por unos días.